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Los actos de odio y la violencia extrema, tristemente no son nada nuevo en este mundo, pero cuando este tipo de ataques suceden en suelo estadounidense, dirigidos a personas que simplemente están tratando de pasar un buen rato, puede ser especialmente aterrador para las niñas en nuestras vidas. Es comprensible que este tipo de eventos horrendos hagan que su hija se sienta ansiosa, preocupada, asustada, enojada y confundida, sentimientos muy normales que usted puede ayudarla a explorar y expresar en los días siguientes.
Los padres siempre han tenido que hablar con sus hijos sobre la violencia, pero lo que ahora es diferente es que la tecnología que utilizamos de forma rutinaria nos ha convertido a todos, incluidos los más jóvenes, en testigos virtuales de algunas de las peores atrocidades del mundo. En nuestros teléfonos, tabletas y televisores, obtenemos información gráfica de eventos casi instantáneamente, junto con videos en vivo u otras imágenes gráficas de los mismos. Que un niño vea imágenes de un evento terrorista no es necesariamente un signo de padres poco estrictos, sino el resultado de información e imágenes abundantes en este mundo digital, que siempre está activo.
"Los niños y adolescentes están comprensiblemente asustados y preocupados cuando ven actos de violencia extrema, especialmente cuando otros jóvenes están involucrados,” dice la Dra. Andrea Bastiani Archibald, psicóloga del desarrollo de Girl Scouts. "Las niñas mayores pueden tratar de enterrar sus sentimientos de miedo o tristeza, pero esos sentimientos solo se agravarán y se convertirán en problemas mayores si no se les trata. Al otro lado de la moneda, los niños pequeños no tienen el contexto para entender lo que está sucediendo, por lo que a menudo llenan los espacios en blanco con los peores y más espantosos escenarios posibles. Es por eso que es tan importante que los padres no ignoren las preocupaciones de sus hijos al decir: "No se preocupen por eso" o "Ah, eso no es nada.” Necesitamos tener conversaciones directas y honestas con todos nuestros hijos sobre estos tipos de eventos horribles, y cómo trabaja usted para mantenerlos a salvo.”
Aquí hay algunos consejos sobre cómo puede tener estas conversaciones en su propia casa:
- Admita que lo que ella vio fue real. Por supuesto, las niñas mayores entienden que lo que sucedió fue real, pero las niñas pequeñas pueden no estar seguras. Resista el impulso de decirle a su hija que los eventos que vio fueron simplemente "fingidos" o que era un clip de una película o programa de televisión. La mayoría de los niños son más inteligentes de lo que nos imaginamos, pueden ver a través de la mentira que es bien intencionada y, especialmente en un mundo incierto y amenazante, los niños necesitan poder confiar en sus padres y cuidadores. Cuando sienten que se ha roto la confianza, pueden sentirse aún más ansiosos, angustiados y temerosos.
- Déjela conducir la conversación. Pregúntele a su hija qué está pensando y cómo se siente acerca de los recientes eventos violentos. Esté presente y realmente escuche mientras ella explica por lo que está pasando, y sepa que está más que BIEN hacerle saber que usted también se siente confundido y triste. Brinde respuestas adecuadas para su edad a sus preguntas, teniendo cuidado de no bombardear a su hija con información abrumadora que ella no ha pedido. Hágale saber que la violencia no es la respuesta, y que aunque ella probablemente esté enojada por lo que sucedió, estereotipar a cualquier grupo de personas en base a acciones aisladas no solo es inútil, sino dañino e incorrecto. Las conversaciones de seguimiento también son clave. Aunque puede ser un tema incómodo para usted y para ella, consulte con su hija frecuentemente para ver cómo se siente ella.
- Proporcione estabilidad. Cuando ocurre una violencia inesperada, todo su mundo puede parecer impredecible y un poco más aterrador. Tener una rutina sólida puede ayudar a los niños de cualquier edad a sentirse un poco más arraigados y seguros. Mantenga las horas de acostarse y las comidas de su hija regulares, en lo posible, y si debe haber un cambio en los planes, tómese el tiempo para explicarle lo que está sucediendo y por qué, para poder ayudarla a sentirse informada y segura.
- No se alarme por una regresión. Una adolescente en apuros o incluso una adolescente que generalmente no le tiene miedo a la oscuridad, de repente puede querer mantener las luces encendidas mientras se duerme. De manera similar, una niña más pequeña y ansiosa que no ha mojado la cama en un año puede tener un accidente durante la noche. Aunque puede ser frustrante ver este tipo de "retroceso" en su hija, consiéntala con abrazos extra y confortables luces de noche. Básicamente, trátela con calma en los próximos días. Al ser una fuente de consuelo (y al no juzgarla por sus conductas basadas en el miedo), es probable que vuelva a sus hábitos y habilidades de sueño anteriores.
- Practique el cuidado personal. Los incidentes de violencia extrema nos perturban a todos nosotros, no solo a los jóvenes, y si su hija ha estado pensando que "podría haber sido yo,” es probable que también usted haya tenido pensamientos similares. Para mantenerse calmado y lo suficientemente presente como para brindarle apoyo a su hija mientras lidia con sus miedos, debe asegurarse de que usted se está cuidando y no esta empeorando su propia ansiedad. Dormir lo suficiente, practicar ejercicios de respiración profunda y comer saludablemente pueden ayudarlo a ser su mejor persona y a pensar más claro.
- Sepa que puede pedir ayuda. Ser padres, especialmente en tiempos difíciles como estos, puede ser difícil. Si le preocupa que su hija no se esté recuperando de forma saludable del trauma de los recientes sucesos violentos, hable con un consejero o psicólogo de su escuela, o contáctese con otros líderes de su comunidad para obtener ayuda. La salud mental es como cualquier otro tipo de salud: si su hija tuviera un dolor de estómago continuo que no desapareciera, recibiría ayuda para ella. Obtener ayuda para su dolor emocional no debería ser diferente.
- Esté atento a lo que ve (y a lo que dice). No es suficiente controlar lo que su hija mira durante su propio tiempo frente a la pantalla. Límite su propia visualización frente a su niña, incluso si usted cree que ella está ocupada haciendo otra cosa y no está prestando atención. Los adultos también deben tener cuidado con lo que dicen entre sí mismos, frente a los niños de todas las edades y abstenerse de los comentarios enojados, hechos en el calor del momento, que podrían malinterpretarse.
Por encima de todo, tómese el tiempo para darle a su hija un poco más de amor y apoyo. Sus sentimientos son probablemente complicados y confusos para ella en este momento, pero saber que lo tiene a usted en su equipo la ayudará a superar esto.