In our always-on digital world, technology has made all of us, including the youngest among us, virtual witnesses to disturbing scenes and violence—whether the imagery in question depicts the grief after a mass shooting at a school, a hate crime, or even war and other forms of mass violence.
With kids spending more time than ever on screens and with disturbing imagery dominating the news, sometimes they stumble upon these visuals before they—or you—know what happened. When violence breaks out and times are turbulent, extra screen time vigilance, particularly for younger kids, may be in order.
Kids and teens are understandably scared and upset when they see acts of extreme violence—from school shootings to terrorist attacks at concerts or gatherings—especially when other young people are involved. Older girls may try to bury their feelings of fear or sadness, but those feelings will only fester and become larger problems if they're not dealt with. Younger kids who don’t have the context to understand what’s going on will often fill in the blanks with the most frightening and worst-possible scenarios. That’s why it’s so important that parents don’t dismiss their kids' worries by saying, “Don’t worry about that,” or “Oh, that’s nothing.”
We need to have honest, direct conversations with all our children to acknowledge that scary things happen but also to assure them that you and others are working to keep them safe.
Here are a few tips for how you can have these conversations in your own home.
Most of all, take the time to give your daughter some extra love and support. Her feelings are probably complicated and confusing to her right now—but knowing she's got you on her team will help her through this.
From the National Child Traumatic Stress Network
En este mundo actual tan digital, la tecnología nos ha convertido a todos, incluso a los más pequeños, en testigos virtuales de violencia y escenas perturbadoras: imágenes del duelo tras un tiroteo colectivo en una escuela, un crimen de odio e incluso de guerras y otras formas de violencia masiva.
Ahora que los niños pasan más tiempo que nunca frente a una pantalla, y dado que las noticias están repletas de imágenes perturbadoras, a veces se topan con estas imágenes antes de que tú, o ellos mismos, se enteren de lo que sucedió. Con los brotes de violencia y en tiempos turbulentos, es importante estar al pendiente de lo que ven los niños, particularmente los más pequeños.
Es comprensible que los niños y adolescentes se asusten y se molesten al ver actos de violencia extrema, desde tiroteos en escuelas hasta ataques terroristas en conciertos o donde hay mucha gente, sobre todo cuando hay otros jóvenes involucrados. Puede ser que las niñas mayores traten de ahogar su miedo y tristeza pero, si no se atienden, estos sentimientos pueden convertirse en problemas más grandes. Las menores que no entienden el contexto de lo que está pasando crearán en su mente los escenarios más aterradores y peores posibles. Por eso es tan importante que las mamás y los papás no le resten importancia a las inquietudes de sus hijos diciendo: "No te preocupes por eso" o "Oh, eso no es nada".
Necesitamos tener conversaciones honestas y directas con nuestros hijos e hijas para reconocer que ocurren cosas aterradoras, pero también para asegurarles que tú y otras personas se ocupan de mantenerlos a salvo.
A continuación te presentamos algunos consejos sobre cómo tener estas conversaciones en tu hogar.
Admite que lo que ella vio fue real
Las niñas mayores sí entienden que lo que pasó fue real, pero las más pequeñas podrán dudarlo. Resiste el impulso de decirle a tu hija que los eventos que vio son solo ficción o tomados de una película o programa de televisión. La mayoría de los niños se dan más cuenta de lo que creemos, inclusive de una mentirilla blanca bien intencionada. Especialmente en un mundo incierto y plagado de amenazas, los niños necesitan saber que pueden confiar en sus padres y cuidadores. Si sienten que no pueden confiar en ellos, su ansiedad, angustia y miedo podrían crecer.
Deja que ella controle el rumbo de la conversación
Pregúntale a tu hija qué está pensando y cómo se siente. Hazte presente y escucha bien su explicación de cómo la está pasando ella y recuerda que se vale admitir que tú también sientes confusión, tristeza y frustración. Dales respuestas apropiadas a su edad, cuidando de no bombardear a tu hija con información abrumadora que no te ha pedido. También son indispensables las conversaciones de seguimiento. Por más incómodo que sea el tema para ti y para ella, pregúntale regularmente cómo se siente.
Dales estabilidad
Ante un evento aterrador, el mundo puede parecer impredecible. El tener una rutina constante les sirve a los niños de todas las edades a sentirse un poco más estables y seguros. Procura que los horarios para acostarse y para comer sean lo más regular posible, y si acaso hay un cambio de planes, tómate el tiempo de explicar el qué y el porqué de lo que está sucediendo para ayudarla a sentirse informada, segura y a salvo.
No te alarmes si presenta alguna regresión
Una niña de doce años, o incluso adolescente, que normalmente no le teme a la oscuridad, al angustiarse, quizás quiera dejar las luces encendidas para dormir. Del mismo modo, una niña más pequeña que lleve un año sin mojar la cama podría tener un accidente en la noche. Si bien puede ser frustrante ver este tipo de "retroceso" en tu hija, apapáchala con más abrazos y ponle luces de noche reconfortantes. Es decir, no seas dura con ella en los próximos días. Al apapacharla (y no juzgarla por sus comportamientos originados por el miedo), es probable que pronto vuelva a dormir como lo hacía antes.
Cuídate a ti misma/o
Los incidentes violentos nos afectan a todos, no solo a los pequeños; y si tu hija ha estado pensando "esa pudo haber sido yo" o "ese podría ser mi papá", es probable que tú también hayas pensado lo mismo. Para mantener la calma y consolar a tu hija mientras ella lidia con sus miedos, tienes que cuidarte y no empeorar tu propia ansiedad. Dormir lo suficiente, practicar ejercicios de respiración profunda y comer saludablemente son cosas que te ayudarán a ser tu mejor yo y pensar más claramente.
Se vale pedir ayuda
En tiempos como estos, estar a cargo de una familia puede ser muy difícil. Si te preocupa que tu hija no se esté recuperando bien del trauma ocasionado por los eventos recientes, habla con un consejero o psicólogo a través de su escuela, o comunícate con otros líderes de tu comunidad para obtener ayuda. La salud mental es como cualquier otro tipo de salud; si a tu hija no se le quitara un dolor de estómago, le buscarías ayuda. Un dolor emocional debe tratarse igual que un mal físico.
Ten cuidado con lo que ves (y lo que dices)
No basta con monitorear lo que ve tu hija el tiempo que pasa frente a una pantalla. Limita lo que ves tú frente a tu niña, incluso si crees que está ocupada haciendo otra cosa y no está prestando atención. La gente adulta también debe tener cuidado con lo que se dice frente a niños de todas las edades y no hacer comentarios que muestren su enojo y que pudieran ser malentendidos.
Lo más importante es que te tomes el tiempo para mostrarle a tu hija un poco más de amor. Lo que ella siente puede ser complicado y confuso, pero si sabe que tú la apoyas, podrá superarlo con mayor facilidad.
De The National Child Traumatic Stress Network